El Muro de San Lorenzo ha amanecido literalmente destrozado. Barandillas arrancadas de cuajo, otros 70 metros de botaolas desprendidos, pilares de sujeción desplazados, el suelo del paseo levantado, baldosas arrancadas, la caseta de salvamento de la escalera 12 con graves destrozos en su planta baja, piraguas del Club de Regatas encalladas y destruidas, cantidades ingentes de arena inundando el paseo, papeleras rotas, farolas tronzadas...
El esperpéntico espectáculo no paró de ser fotografiado por los viandantes durante la mañana, quienes en su afán de constatar los destrozos entorpecían la labor de los 15 operarios de Emulsa que, ayudados de seis máquinas barredoras, se afanaban en retirar la arena que inundaba el paseo y apilar piezas desprendidas, mientras la Policía Local acotaba algunos espacios peligrosos (como la escalera 3, donde hay un importante socavón a ras de playa) y cortaba momentáneamente la circulación en todo Rufo García Rendueles. El aspecto general de la playa de Gijón era dantesco, especialmente entre las escaleras 6 y 10, donde la fuerza de las olas causó los destrozos más graves. Pese a todo, decenas de personas se atrevieron a acercarse a presencias el espectáculo de las olas, produciéndose situaciones de auténtico riesgo a lo largo de toda la jornada, lo que lelvó a la Policía Local a intervenir para garantizar la seguridad.