El hombre fue arrestado en la calle de Quevedo, donde se ubica un centro social a cuyos usuarios pensaba vender las pastillas, ha informado hoy la Comisaría gijonesa.
En el momento de la detención, se le incautaron dos botes de "trankimazin" que contenía cien pastillas en el interior y dos cuchillos con una hoja de veinte centímetros, que llevaba ocultos entre sus ropas para proteger su mercancía ante posibles robos.
El hombre, que ya había sido detenido en 37 ocasiones anteriores por robos con violencia, malos tratos y lesiones, se mostró muy agresivo con los agentes.
La Policía Nacional también ha detenido a una mujer que hacía de intermediaria en estas ventas, buscando clientes a cambio de una compensación económica.